Recuerdo perfectamente aquel día al despertar. Ese momento fue mágico. Por aquel entonces sólo lo pude describir con un onomatopéyico 'clic' que sonaba casi más físico que mental. En realidad, era una revelación, tal vez provocada por un sueño. Descubrir que no me importaba. Sí, me había dejado... ¿y qué? Ahí distinguí con nitidez, luminoso y cristalino, el pliegue emocional.

 

Fito Conesa unifica y desarrolla en Un, Out, Less conceptos clave constantes en su trabajo anterior tales como la ausencia, los puntos de inflexión, el desvelamiento gradual – e incluso secreto- de sentido, así como la descomposición y reordenación de elementos comunicativos, musicales y visuales para ofrecer diversas posibilidades y capas de lectura. Véase sin ir más lejos “Pedro Marina Cartagena”, “Romance sin mi”, “Bouffée delirante” o la maravillosa “Suite for ordinary machinery”.

 

El título Un, out, less son tres afijos, elementos lingüísticos que no tienen sentido fuera de la palabra a la que modifican, que la necesitan para sobrevivir igual que la palabra les necesita a ellos para expandir sus posibilidades. Los pliegues emocionales, como los afijos, se enganchan al momento vital al que afectan, son un fuera que pertenece al episodio anterior tanto como al posterior y modifica a ambos otorgándoles sentido: adjetivando al primero y definiendo la potencia del segundo.

 

El pliegue, formado en tu orografía sentimental por fuerzas insospechadas, se convierte en un terreno de inestabilidad, un por definir. Además es curvatura, es un momento álgido como una cima o profundo como una sima, pero inflexión al fin y al cabo. A partir de ahí viene un cambio en el sentido de la curva. Pero también hay algo firme en él, tienes la certeza de que algo cambia porque lo puedes reconocer, eres consciente de que te está sucediendo.

 

Los afijos que titulan la exposición implican la negación (un-), lo externo o lejano (out-) y la falta o ausencia (-less). Niegan, exteriorizan y se ausentan calificando momentos de pliegue emocional. Fito Conesa niega la totalidad del significado, externaliza así su comprensión ofreciéndolo al espectador, y finalmente se ausenta para que sea éste quien se apropie del pliegue.

El uso del inglés en el título, aun siendo lengua franca, todavía aisla más el desvelamiento inmediato de sentido.

 

Tres curvaturas marcan la exposición, tres piezas con una gradación de ocultamiento – o  de apertura si se prefiere-; de interpretabilidad y de exigencia al esfuerzo en la recreación narrativa. Un arco en progresión desde la obra que ofrece una lectura más dirigida, aunque sutil, a la que directamente oculta su contenido físico al espectador.

 

El artista es críptico aunque aparentemente se exhiba. Pero siempre escamotea algo. Aunque utiliza experiencias personales, no se explota a sí mismo como material de trabajo sino como punto de partida. Él propone el érase una vez y tú completas el cuento, tú construyes la narración.  Sus obras amagan una pista que esconde y a la vez es comienzo de los significados, lo que él te ofrece es el punto máximo de curvatura del pliegue, y no la ecuación completa. Lo que cuenta es autobiográfico pero es de cualquiera, ya que apela directamente a una subjetividad compartida por universal: las emociones.

 

Fito no ofrece símbolos, no propone construcciones acabadas de sentido pactado, sino que ofrece un indicio, un quizás, un material que has de ensamblar completando los huecos con tu propia biografía. Porque lo que en el fondo está contando, como en las mejores canciones de amor, es tu propia historia.

 

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